Vivimos en tiempos oscuros en cuanto a la seguridad de nuestra información privada.
Julian Assange, fundador de Wikileaks, aseguró que una falla en
iTunes es utilizada por compañías de vigilancia para
controlar los ordenadores personales.
iTunes tiene un defecto, y éste se utiliza automáticamente por algunos de estas empresas [de vigilancia] para controlar cualquier sistema informático que se encuentre ejecutando iTunes. Y existe este tipo de puerta traseras en todos los teléfonos populares, en todos los ordenadores populares y todo programa informático popular.
Assange formuló esta aseveración en una entrevista privada con la
Oficina de Periodismo Investigativo. Además, aseguró a varios alumnos de
City University sobre la existencia de documentos que detallan la vigilancia a gran escala de civiles por parte de los gobiernos. Dijo que existen empresas que venden en secreto equipos para registrar
la ubicación de cada uno de los teléfonos móviles, controlándolos a voluntad para poder
grabar conversaciones.
[Las empresas de vigilancia] Están vendiendo troyanos, así que si visitas algún sitio web o si alguien te envía un correo electrónico, ¡bang!, éste infecta el teléfono con un troyano, el cual registra lo que se está diciendo en la sala, incluso cuando el teléfono no parece estar activo.
Dejando de lado la paranoia del Gran Hermano, existen actualmente varios casos comprobados de agrupaciones o empresas, como el tema
Carrier IQ, que vulneran la confidencialidad de quienes utilizamos dispositivos de comunicación. Da igual que las organizaciones utilicen estas prácticas para crear un mejor paquete de llamadas y datos para mi iPhone, o que realmente constituya una herramienta de control del gobierno;
es una práctica que los usuarios no deberíamos permitir, de ninguna manera.
Esta noticia forma parte de un debate ético tan viejo como el concepto de Estado. No me parece correcto que se vulneren los derechos individuales por el beneficio del colectivo, ni siquiera por temas de seguridad. Ese pretexto recurso ya está muy desgastado.