Este fin de semana
TUAW se ha hecho eco de una práctica efectiva pero falta de ética en la App Store, con la que
cualquier desarrollador con unos cuantos ahorros puede empujar su aplicación a las listas más destacadas de la tienda. Dicha técnica ha sido llevada a cabo por una pequeña compañía llamada Whlamlab (probablemente compuesta por sólo una persona) con su juego The Fleas, y debería como mínimo llamar la atención de los reguladores en Cupertino.
The Fleas ha tenido varios precios desde su lanzamiento, intentando atraer compradores.
Ha sido gratuita, ha costado 99 centavos, pero incluso ha llegado a costar 99 y 299 dólares. Y
ahora mismo tiene el precio máximo que la App Store permite: 999,99 dólares (899,99 euros en España). Podéis verlo
aquí mismo, no bromeéis con el botón de comprar. ¿A qué vienen esos cambios de precio tan radicales para un juego que no presenta nada que lo justifique?
Hay estrategia detrás de esto. Intentemos resumirla en unos cuantos pasos para comprenderla bien:
- Vhlamlab sube el precio de The Fleas a los 999,99 dólares, precio al que por razones obvias nadie lo compra.
- Vhlamlab envía 10.000 dólares a una tercera persona, que se gasta comprando The Fleas utilizando varias cuentas de Apple. Como la App Store se queda con el 30% de los beneficios, 3.000 dólares se van a Cupertino mientras que los 7.000 restantes vuelven a Vhlamlab.
- La App Store registra ingresos de 10.000 dólares en el juego, catapultándolo así a la lista de TOP aplicaciones por ingresos (también se ha visto en la de TOP aplicaciones de pago). No como primera, pero sí para llegar a las primeras 20 posiciones.
En cuanto la aplicación ya está en esa lista, Vhlamlab vuelve a bajar el precio a una cantidad mucho más razonable. Y como los usuarios ven que la aplicación está en las listas destacadas y por un buen precio, se consiguen un mínimo de compras que se traducen en beneficios extra para Vhlamlab.
Así, una aplicación que no ha conseguido atención en su lanzamiento puede hacerlo en unos días. Sólo hacen falta manos rápidas en la administración del precio, uno o varios cómplices y unos cuantos miles de dólares.
Teóricamente no se rompe ninguna norma, pero estoy seguro que a Apple no le tiene que hacer ninguna gracia que se hagan prácticas como estas.
La solución puede pasar por
cambiar los algoritmos de la App Store para detectar usos como estos: cambios de precio súbitos, compras muy repentinas y extrañas, un mayor control en las listas destacadas… ya se ha hecho otras veces pero no es fácil. Al fin y al cabo, los desarrolladores tienen todo el derecho del mundo a poner el precio a sus aplicaciones. Y viendo el gran éxito que tienen las aplicaciones que se destacan, el objetivo de muchas personas está claro.
Hay varias aplicaciones que tienen el precio máximo de la App Store y algún motivo que lo justifica, como listé hace unas semanas en Mobile World Capital, pero está claro que
900 euros es algo muy específico que casi no tiene cabida en la App Store. En definitiva, los desarrolladores deberían ver esto como un ejemplo de mala práctica.