Apple se lo inventó para su teléfono, pero el exitoso ecosistema se ha extendido incluso para mejorar los datos públicos de los Gobiernos Lo penúltimo: el Gobierno británico divulga datos públicos para que los programadores añadan aplicaciones (apps) que los mejoren y los hagan más útiles.
Televisores, ordenadores, impresoras, libros electrónicos..., cualquier producto y cualquier marca abre su quiosco de apps. La reciente feria de Las Vegas tenía su zona app; la próxima de móviles de Barcelona, también. No es extraño que hasta los Gobiernos se apunten al planeta App.
A los 41 años, Jaime Fernández Vera se ha montado en la app economía. Es químico, pero otra pasión le quema: programar. Sus aplicaciones educativas en el iPhone, para consultar el diccionario de la RAE (RAEútil) o pescar sinónimos y antónimos, han arrasado en App Store y se han aupado al número uno en España, México y otros países. "Dan para un sueldo extra, pero prefiero no decir cuánto, hay mucha envidia", sonríe.
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